miércoles, 25 de febrero de 2009

GUATEMALA


Una ley modelo para la región
Por Gabriela Barcaglioni | 24.2.2009 

Guatemala ocupa el tercer lugar en la región en muerte contra mujeres, sólo superado por México y El Salvador. A partir de mayo del 2008, estos delitos pueden ser penados por la Ley del Feminicidio. El país centroamericano nos sirve de modelo para mostrar que la lucha contra la violencia de género requiere de distintos factores: decisión política del Estado para garantizar el derecho a una vida libre de violencia para las mujeres, normas que surjan del consenso y del reconocimiento del problema, la denuncia de la sociedad civil, y el acompañamiento de los medios de comunicación.

Guatemala es uno de los países del mundo con más elevado índice de violencia contra las mujeres, con unos cuatro mil crímenes registrados desde el 2000. Recientemente el Grupo Guatemalteco de Mujeres denunció que de las 2.887 muertes violentas de mujeres registradas en el período 2000-2006, 916 pueden clasificarse como femicidio, de 211 se sospecha que fueron femicidios y 1511 asesinatos de mujeres no pudieron determinarse si se trataba de femicidios o no por carecer de información para determinarlo.

El dato permite describir una situación de vulnerabilidad e impunidad para las mujeres en una sociedad que da cuenta de su fuerte raigambre patriarcal.

Como contrapartida y como una señal que puede interpretarse como un buen augurio se condenó a un hombre por violentar físicamente a su compañera en el marco de la ''Ley contra el Femicidio y otras Formas de Violencia contra la Mujer'' en vigencia aprobada desde mayo del 2008.

Calixto Simón Cun, de 37 años, fue condenado el pasado 7 de febrero a cinco años de prisión por los delitos de femicidio. El agresor fue capturado el 2 de junio de 2008 cuando golpeaba a Vilma de la Cruz, su pareja de 34 años.

Detalles sobre la norma

En abril pasado, el Congreso guatemalteco aprobó una ley que establece penas de hasta 50 años de prisión a quienes asesinen a mujeres, por el simple hecho de serlo y sanciona con severidad cualquier tipo de violencia de género.

La norma define al femicidio como ''el asesinato de una mujer en el marco de relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres'' apuntando al núcleo que permite el sostenimiento de una situación que a simple vista no tiene explicación alguna, motivo por el cual se los define como crímenes pasionales. Pero además establece penas entre los 25 y los 50 años de cárcel para los femicidas, considera la violencia en sus múltiples formas, ordena la creación de hogares para las víctimas de violencia, una fiscalía y juzgados específicos para estos delitos.

La ley especifica en su artículo primero que se propone garantizar la vida, la libertad, la integridad, la dignidad, la protección y la igualdad de todas las mujeres ante la ley, particularmente cuando por condición de género, en las relaciones de poder o confianza, en el ámbito público o privado quien agrede cometa en contra de ellas prácticas discriminatorias o de menosprecio a sus derechos.

Al referirse a las distintas formas de violencia que se ejerce sobre las mujeres incluye la violencia física, sexual, psicológica y económica.

Al referirse a las obligaciones del Estado en la materia indica que debe fortalecer las dependencias encargadas de la investigación criminal, de crear órganos jurisdiccionales especializados, y centros de apoyo integral para la mujer sobreviviente de violencia, de fortalecer la institucionalidad, de capacitar a sus funcionarios y de dar asesoría legal a las víctimas.

En su génesis el proyecto, hoy convertido en ley, fue impulsado por un grupo de veinte legisladoras que lograron que la iniciativa fuera aprobada por unanimidad (112 de los 158 legisladores que participaron de la sesión ordinaria del Congreso dieron su apoyo).

El mérito no es solo de las legisladoras que motorizaron la iniciativa sino de las organizaciones de mujeres que constantemente denunciaron la sistematización de asesinatos de mujeres por el solo hecho de serlo hasta lograr que se incluyera en la agenda de organismos internacionales y medios de comunicación expresando la situación que afecta a más de la mitad de los 14 millones de habitantes que tiene Guatemala.

En el escenario de factores que incidieron en la visibilización de la violencia machista del país centroamericano jugaron y juegan un rol importante los medios de comunicación, sobre todo aquellos pensados desde una perspectiva de género que rompieron con la costumbre periodística de describir los femicidios como hechos policiales y los presentaron como emergente de una sociedad culturalmente machista.

Si bien su aplicación depende de la voluntad política de todas las instituciones del Estado visibiliza y reconoce la violencia - en su grado más extremo el femicidio- a la que son sometidas las ciudadanas guatemaltecas.

''Si bien esa ley es oportuna, aquí todavía no se desarrolla una amplia campaña de difusión a favor de la vida sin violencia contra las mujeres'', señala Rosalinda Hernández Alarcón, co-editora de la publicación feminista La Cuerda.

La periodista agrega que ''los medios tradicionales reportan los casos de asesinatos de mujeres, pero todavía los reporteros desconocen cuando esos hechos se pueden calificar de femicidio o no. Las estadísticas que existen todavía son muy deficientes, y los agentes policíacos siguen manejando el término 'crimen pasional', que desdibuja casos de violencia de género''.

 Una historia sienta jurisprudencia y algo más

Vilma De la Cruz representa a miles de mujeres no solo guatemaltecas, que cotidianamente circulan en un espiral de violencia que muchas veces las lleva a la muerte.

La víctima relató que el 2 de junio de 2008 Cun estaba ebrio y tras encerrarla en un cuarto la golpeó y la amenazó con matarla si terminaba la relación, uno de sus cuatro hijos logró salir de la casa y pedir ayuda.

Vilma De la Cruz sufrió golpes graves en su pierna izquierda, cabeza y cuello, por lo que fue trasladada a un hospital.

Aunque la condena a su golpeador es mínima, se aplicó la pena menor establecida en la norma y no de doce años como lo solicitó la Fiscalía contra la Mujer, constituye un antecedente para reducir los actos de violencia contra las mujeres dado que la impunidad es el caldo de cultivo para que conductas culturalmente aprendidas se reiteren cotidianamente.

Jugó a favor de Sixto Cun el hecho de ser procesado judicialmente por primera vez, aunque seguramente no era la primera vez que maltrataba a la mujer.

La fiscal que intervino en el caso, Yolanda Sandoval, según consigna las informaciones periodísticas, apelará la sentencia.

Sandoval que encabeza la Fiscalía de Delitos contra la Mujer, precisó que se investigan más de 2.000 denuncias similares a las de Vilma de la Cruz. Por otra parte, el Instituto Nacional de Defensa Pública, del Poder Judicial, informó que el año pasado atendió a  22.737 mujeres que sufrieron algún tipo de agresión por parte de hombres, en su mayoría sus parejas o familiares.

 Datos de la región

El informe de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala indicó que este país centroamericano ocupa el tercer lugar a nivel latinoamericano en muerte contra mujeres, sólo superado por México y El Salvador.

Los datos aportados por la citada comisión internacional indican que los ''femicidios'' deben analizarse desde la perspectiva epimédica, ya que reflejan una conducta social anómala en la que las mujeres son asesinadas por el simple hecho de serlo, lo cual refleja altos niveles de discriminación*, pero además establece que el 98% de los femicidios que se cometen año a año en Guatemala quedan en la impunidad.

Si bien existen en Guatemala organizaciones de mujeres, como señala, Rosalinda Hernández Alarcón, ''que tienen en sus acciones la denuncia contra las mujeres, de todo tipo. Sin embargo, se sigue poniendo el acento de ubicarlas como víctimas, desdibujando a los victimarios. En La Cuerda pensamos que ya es momento de poner a los agresores en el centro de la información, junto a los operadores de justicia que trabajan tan deficientemente lo que les garantiza la impunidad a los victimarios. Es importante recordar que éstos no son psicopatas, sino hombres violentos, que caminan tan tranquilos sin ser señalados''.

Guatemala es un espejo para mirar la situación argentina, para aprender los logros que con mucho esfuerzo se han conseguido y priorizar las cuestiones que con premura deberán resolverse: un marco legal acorde a la situación, voluntad del sistema político para aplicarla, registros claros y oficiales de la violencia de género y la convicción de que deben modificarse pautas culturales a través de la educación formal.

 

*La redacción de este artículo fue posible por la información facilitada por las colegas Ana Bustamante, Rosalinda Hernández Alarcón (co-editora de la publicación feminista la Cuerda) y Melissa Vega (Cerigua)

Artemisa Noticias







martes, 24 de febrero de 2009

Otro Violador Serial - caso Sandra Gamboa


Un violador serial que atacó en la ciudad de La Plata al menos a siete jóvenes, dos de ellas adolescentes, está suelto y no ha sido identificado aún. Los casos ocurrieron entre octubre de 2005 y abril de 2007, aunque no se descarta que haya seguido actuando después de esa fecha. Se determinó que coincide en todos los hechos el patrón genético del agresor. El descubrimiento se produjo en el marco de la investigación del asesinato de una joven peruana, Sandra Gamboa, cuyo cuerpo fue encontrado, con signos de haber sido ultrajada, en un edificio del Ministerio de Economía del gobierno bonaerense el 22 de febrero de 2007, cuando llevaba seis días desaparecida. En una colilla de cigarrillo hallada en el lugar del crimen se detectó el mismo ADN del semen que dejó el violador en las otras víctimas, reveló ayer a Página/12 uno de los abogados de la familia de Gamboa, Eduardo Montané López. En la causa judicial que tiene en sus manos el fiscal Tomás Morán, a cargo de la UFI Nº 2 de La Plata, se incorporó un video tomado por las cámaras de seguridad de un banco, situado frente al lugar donde fue encontrada muerta, en el que se ve la imagen borrosa de ella cuando se encuentra con un hombre, que podría ser el homicida. Ayer, al cumplirse dos años del hallazgo del cadáver de Sandra, organizaciones de mujeres y sociales y estudiantes universitarios platenses marcharon hasta la Casa de Gobierno provincial para reclamar “justicia” por la muchacha peruana. “Es muy doloroso decirlo: son dos años de impunidad por la muerte de mi hija”, dijo, entre lágrimas, a Página/12, su madre, Nélida Gamboa, quien hace dos años está en la Argentina peleando para que encuentren al autor del homicidio.
La investigación de la muerte de Sandra abrió la puerta para descubrir que en La Plata, desde octubre de 2005, un violador serial cometió al menos otros seis ataques a mujeres jóvenes. El hallazgo de la coincidencia del ADN del agresor es reciente, precisó a este diario el abogado Montané López. Fuentes de la Procuración bonaerense, que está siguiendo la causa, confirmaron la información. Las violaciones tuvieron algunas características similares: se produjeron en obras en construcción o refacción, o en casas deshabitadas de la ciudad de La Plata; las víctimas comparten rasgos físicos y son inmigrantes peruanas, bolivianas y una de ellas proviene del norte argentino; algunas rondan los 20 años, hay una de 13 y otras de 15 años. Y se toparon con el agresor ante el ofrecimiento de un trabajo para cuidar niños.
“El violador no fue identificado y continúa siendo una amenaza para la integridad física y psíquica de las mujeres que viven en La Plata”, advirtió ayer Yamila Balbuena, integrante de la organización feminista Azucena Villaflor, una de las agrupaciones que ayer marcharon desde el edificio perteneciente al Archivo de Rentas, en la calle 7, entre 45 y 46, donde fue encontrada asesinada Sandra, hasta la gobernación. “Todas somos Sandra”, fue la consigna de la movilización, que incluyó una radio abierta, cánticos y volantes en donde se reclamó “Justicia por Sandra y por todas las mujeres violentadas”.
La causa por el homicidio ya suma 12 cuerpos y está en etapa de investigación, a cargo del fiscal Morán, de la UFI Nº 2. Interviene el juez de Garantías César Melazo. “Se están procesando las muestras de ADN de otras violaciones ocurridas en los últimos años en La Plata con autor ignorado”, señaló Montané López. Esa tarea está a cargo de la Asesoría Pericial de la Suprema Corte bonaerense. Se busca determinar si también coinciden con el mismo patrón genético descubierto.
Hacía tres meses que Sandra Gamboa había llegado a la Argentina cuando fue asesinada en forma salvaje. La muchacha tenía 22 años y se había recibido de enfermera en Lima. Pero su novio Augusto Menaje, a quien conoció en Perú y cuya familia vivía en Buenos Aires, la convenció de intentar un futuro en Argentina. “Sandra planeaba estudiar Medicina y trabajar aquí”, apuntó la madre. “El 16 de febrero de 2007 salió de la pensión donde vivía con su novio, ubicada en 44 esquina 6, de La Plata, para ver un trabajo. Walter Silva, amigo de la familia del novio, que vivía en las misma pensión, la contactó y acompañó a ver a un hombre que buscaba una chica para cuidar a sus hijos”, relató Gabriela Barcaglione, de la colectiva Azucena Villaflor. Según declaró Silva, él mismo la acompañó hasta encontrarse con ese hombre en la puerta del edificio de Rentas, en ese momento en reparaciones: era viernes, alrededor de las 15. Una cámara de seguridad de un banco situado a pocos metros de ahí tomó la escena. “El video está incorporado a la causa. Aunque el hombre se ve borroso, las víctimas de las otras violaciones lo identificaron como su agresor”, reveló Montané López.
De acuerdo con las imágenes y el relato de las jóvenes, “el violador tendría una altura de 1,60 metro, pesaría alrededor de 60 kilos, su contextura es la de un hombre muy flaco y muy fibroso, al estilo de un jockey, de tez oscura, ojos negros, cejas pobladas y tiene un acento particular que no lo denota como platense”, describió el abogado de Nélida Gamboa. Montané López denunció “falta de compromiso” de la fiscalía para investigar el caso.
“Nuestra hipótesis es que a Sandra la mató, a diferencia de las otras chicas, porque ella era muy temperamental”, consideró Montané López. El letrado denuncia también la “inacción” la policía: el mismo 16 de febrero, el novio de Sandra y Silva fueron a denunciar su desaparición a la comisaría 1ª de La Plata. “No se la quisieron tomar hasta el día siguiente. Al otro día describieron el lugar exacto donde había quedado Sandra. Pero recién ingresaron ahí cuando un kiosquero seis días después le comentó a un policía que había olor nauseabundo. Fue ahí cuando se encontró el cuerpo semidesnudo, boca abajo, sin prendas íntimas. El abuso sexual no se acreditó por su estado de descomposición”, indicó Montané López.
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Fuente: Página 12 - 24/02/09. Mariana Carbajal

lunes, 23 de febrero de 2009

NO VAMOS A LA MARCHA


Esta carta pretende responderle al volante/invitación/intimación/amenaza que muchas personas tuvimos que encontrarnos a partir del jueves de la semana pasada en diferentes lugares de la ciudad. En él se convoca a la población a participar de un encuentro en la plaza central en reclamo de seguridad; hasta ahí vamos bien, todos/as queremos seguridad. Ahora nos preguntamos de qué seguridad están hablando ustedes (quienes hayan escrito dicha nota, no lo sabemos ya que nadie firma). ¿Hablan de la seguridad que me debe otorgar el Estado en educación? ¿O es que ya está resuelto porque pueden pagar educación privada?; ¿Hablan de la seguridad a la salud en establecimientos públicos y gratuitos? ¿O es que por los mismos medios pueden recurrir a la salud privada? ¿Hablan de la seguridad de acceso a un empleo en el que estén garantizados todos los derechos como trabajador/a?

A muchos y muchas se nos ocurrió pensar que, a lo mejor, la “inseguridad” de la que ustedes hablan es consecuencia de la vulnerabilidad de estos derechos.  Ustedes valoran la defensa de la propiedad privada por sobre otros tipos de seguridad; apelando para ello a un recurso sensacionalista, cuasi religioso: “concurrí, Dios no quiera, pero mañana podes ser vos…”; “tu conciencia estará en paz…”; “Dios nos ilumine”. Como si ese relato, teñido de una falsa anti-ideología, contuviera los valores y las creencias de todo/as.

Con tamaña indignación invitamos a los que tan preocupados están por el bien común y el bienestar social a participar por la defensa de la educación y la salud publicas de calidad, por la creación de empleo genuino, por la equidad de derechos de hombres y mujeres y por la distribución de la riqueza, causa entre otros males de la “inseguridad” a la que ustedes le prestan mayor atención.

“mañana podes ser vos el que pide ayuda”,  déjennos decir que no hay que esperar hasta mañana. Ayer y desde hace mucho tiempo, mucha gente viene pidiendo ayuda: porque tiene hambre, por que es golpeada, discriminada, exiliada, abandonada. Ninguno/a de todos/as ellos/as, nosotros/as recibimos apoyo ni de ustedes ni de los medios de comunicación que llenan sus publicaciones diarias con miedo, seleccionando una parte de la realidad, desconociendo toda la demás, generando día a día un clima apocalíptico, políticamente tendencioso.

No vamos a la marcha por que nos daría vergüenza hacer “acto de presencia” en una nueva edición de patriotismo barato que solo se reúne para defender sus intereses mas egoístas. 

JÁCARA Colectiva Feminista


domingo, 22 de febrero de 2009

Lila Downs - La niña

sábado, 21 de febrero de 2009

Femicidio de Sandra Ayala Gamboa

NOS MATAN EN LAS CASAS, EN LA CALLE Y EN EL MINISTERIO DE ECONOMÍA.

La violencia contra las mujeres se hizo visible con la muerte de Alicia Muñiz el 14 de febrero de 1988, veintiún años después poco o nada ha cambiado.

El Estado, no solo resuelve, sino que además es cómplice de las muertes por violencia contra las mujeres que adquieren su máxima expresión en los femicidios de por ejemplo, Liliana Tallarico, Ana María Rossi, Gabriela Spotti, Cintia Saavedra, Claudia Dozo, Adriana Rodríguez, Analia Escamochero, Marcela Aravena, Irma Bernarde, Adriana Barreda, Cecilia Barreda, Elena Arreche, Gladis Mac Donald, Silvia Garriador, Paula Polichinella, Fabiana Morel y Griselda Pared, todos ocurridos en la ciudad de La Plata.

¿Por qué se tolera la violencia contra las mujeres? ¿Por qué no hay decisión política de cambiar las cosas?

Sandra Ayala Gamboa, llegó desde Perú al país en octubre de 2006, convencida por su novio- Augusto  Menaye- de que en La Plata conseguiría trabajo y podría estudiar Medicina.

En Sandra  se conjugan los proyectos y los deseos de miles de mujeres migrantes que en tal condición muchas veces son explotadas económica, laboral y sexualmente.

El  16 de febrero de 2007  Walter Silva- una persona de su confianza- le ofrece una posibilidad de trabajo y la acompaña a encontrarse con su futuro empleador.

Seis días después aparece violada y asesinada en una dependencia del Estado que no solo debió protegerla sino que en estos dos años encubrió, silenció y no esclareció el femicidio de Sandra, sin respetar pactos, tratados y convenciones internacionales que lo obligan a hacerlo.

Con todo lo que tiene de común con otros casos de femicidio, tiene de particular que su cuerpo aparece en el Ministerio de Economía.

Ese   mismo Estado  que debería investigar, esclarecer y reparar lo que ha hecho es el que revictimiza a Nélida Guillén, la mamá de Sandra; una mujer que es obligada por terribles circunstancias a permanecer en un país que le es ajeno, con un profundo dolor y desarraigada de sus afectos.

La abandona y la fuerza a recorrer durante dos años varios despachos oficiales, los pasillos de Tribunales para exigirle al fiscal de la UFI Nº 2, Tomás Morán la agilización de la causa.

El 16 de febrero de 2007, Sandra no vestía minifalda ni caminaba sola en la madrugada por un descampado o una calle de los suburbios platenses, mitos y prejuicios usados habitualmente para justificar abusos y violaciones. Sandra iba acompañada de una persona de su confianza a una entrevista laboral en pleno centro de la ciudad a las dos de la tarde.

En este contexto de impunidad sostenida donde las mujeres somos asesinadas, violadas, traficadas, explotadas, condicionadas por mandatos culturales, obligadas a una maternidad forzada, exigimos:

Esclarecimiento del femicidio de Sandra Ayala Gamboa y de todos los femicidios.

Políticas públicas que sancionen y condenen la violencia contra las mujeres.

Acciones concretas y eficaces que desnaturalicen la violencia contra las mujeres.

Las integrantes de la Casa de la Mujer Azucena Villaflor afirmamos que la violencia que se ejerce sobre las mujeres es un recurso disciplinador que cuando se tolera y queda impune refuerza el rol de objeto y no de sujeto de derecho de las mujeres.

 



lunes, 9 de febrero de 2009

Cristina y el síndrome Doris Day

Cristina y el síndrome Doris Day

Esas mujeres que soportaron siendo científicas que un ministro las mandara a lavar los platos, que lograron sostener las fábricas, que se hicieron piqueteras, que exigieron “anticonceptivos para no abortar", que se enamoraron otra vez de la política, son invitadas a ilusionarse con un nuevo lavarropas. Diana Maffía.

Por Diana Maffía                                                                                                               03.02.2009


Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, el regreso a casa de los soldados presentó un enorme desafío: cómo hacer para que las mujeres que habían salido a sostener con su trabajo la economía aceptaran retornar a su papel doméstico, olvidaran la autonomía conseguida y se dedicaran a gestar y cuidar nuevas vidas para reponer lo que había sido inhumanamente diezmado.

Varios estudios culturales analizan el lenguaje y la imagen de la publicidad, las revistas, la televisión y el cine, destinados a presentar mujeres sumisas y satisfechas con las tareas del hogar, ideales de feminidad vinculados a la maternidad hacendosa y conforme con la seguridad de la casita en los suburbios. Pero las palmas se las lleva Doris Day. Ella expresa como ninguna, en sus protagónicos de ama de casa feliz, la contracara de los análisis desplegados por Simone de Beauvoir en 
El segundo sexo, la inmunidad contra las pretensiones críticas de Betty Friedan, en La mística de la feminidad.

AUTITOS Y LAVARROPAS. En los programas para vitalizar el consumo que Cristina se encarga de publicitar personalmente, se refirió a su condición de género y mostrando empatía con las demandas femeninas presentó el plan canje y los créditos para electrodomésticos como una deuda con la igualdad de oportunidades. Es que según contó, los hombres pedían autos y las mujeres lavarropas; y como reza el eslogan, a cada cual según su necesidad…

Es probable que las estadísticas le den la razón (y si no fuera así, ya sabe qué hacer con las estadísticas). Las mujeres son las encargadas de las tareas domésticas y cumplen “doble turno” como “profesionales, ejecutivas, funcionarias, dirigentes políticas” y amas de casa al mismo tiempo. Pero dado que esta situación es a todas luces injusta, esperaríamos un anuncio de políticas para cambiarla y no un crédito para sostenerla.

Las ciudadanas reclamamos el cese de la violencia contra nosotras, de los femicidios y de los abusos en manos de parejas y familiares; nos manifestamos por la inacción contra el trabajo en negro, por programas contra la trata para fines de prostitución que contemplen planes integrales de atención a las víctimas, por las muertes por abortos clandestinos. Es una pena que la escucha presidencial no sea tan sensible como cuando pedimos lavarropas.

En la Quinta de Olivos…

Dejó en claro Cristina que cuando hay que resolver cuestiones domésticas, incluso en Olivos, la responsable es ella. “Yo convivo con un ex presidente de la Nación y la Presidenta soy yo. Las cosas que hay que resolver en este ámbito, que es momentáneamente la casa donde vivo, nunca se las consultaron a él. Ni antes, ni ahora. Sigo siendo yo. Esto pasaba en el estudio jurídico y en todas partes.” El mensaje es claro: si sos mujer, aunque seas la misma Presidenta, las tareas domésticas son tu función.

En cambio Kirchner, al ser varón, puede dedicarse a distribuir obra pública junto a funcionarios y gobernadores, exigiendo lealtad para las elecciones de octubre, en la misma casa de la que no debe hacerse cargo ni como presidente ni como ex presidente. El mensaje también es claro: si sos varón, aunque tu mandato haya concluido, tu autoridad y tu jerarquía siguen intactas. Aunque la Presidenta sea tu mujer.

CONDENADAS POR EL SEXO Y POR LA HISTORIA.
 Según Raúl Zaffaroni, el primer tratado de derecho penal fue el Malleus maleficarum (El martillo de las brujas), un manual de interrogatorio y tortura de la Inquisición. No es trivial decir “también soy la que reta a Florencia cuando hace cosas que no tiene que hacer. Porque siempre las brujas somos nosotras. Estamos condenadas por el sexo y por la historia”.

La historia dice que cuando el capitalismo se vio amenazado, inició una “política de las familias” destinada a reforzar la explotación, reproduciendo gratuitamente la fuerza de trabajo con el ideal de la familia nuclear, la mujer-madre y el pacto del salario familiar. La eficacia de este ideal es imponer su sentido fuera del tiempo.

No es la historia sino el olvido de la historia lo que nos condena: la pretensión de que siempre ha sido así y siempre lo será. No es el sexo sino la naturalización del sistema de género asociado al sexo lo que nos condena. Porque ambos, el olvido de la historia y la naturalización de la subalternidad, petrifican la opresión y desalientan la esperanza de emancipación.

El síndrome Doris Day que le ha dado a Cristina no es inocente. Pidió que las feministas no la criticáramos porque expresaba la realidad cotidiana de las mujeres. Justamente ella, la Presidenta de un país cuya realidad cotidiana es violenta e injusta, sabe que cuando la rutina es la explotación, la obligación de la política es cambiar la situación cotidiana.

Esas mujeres que soportaron siendo científicas que un ministro las mandara a lavar los platos, que lograron sostener las fábricas sin patrones, que se hicieron piqueteras para denunciar la desocupación, que se desacataron a puro Himno Nacional para impedir el remate de los campos, que en los encuentros nacionales de mujeres exigieron “educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”, esas mujeres que se enamoraron otra vez de la política, son invitadas a ilusionarse con un nuevo lavarropas.

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Dra. en Filosofía (UBA), legisladora de la Ciudad de Buenos Aires.