viernes, 30 de octubre de 2009

DEBATE PARLAMENTARIO SOBRE EL MATRIMONIO lésbico, gay, bi, trans

Derecho al matrimonio para parejas del mismo sexo
Presidenta de la Federación Argentina LGBT, María Rachid

Por primera vez en la historia de nuestra país, la igualdad jurídica de lesbianas, gays y bisexuales se debate en el Congreso de la Nación.

Un debate pendiente que circuló por todos los ámbitos de nuestra sociedad sin llegar –hasta ahora- al lugar desde el salen las leyes que pueden empezar a terminar con la discriminación y la injusticia históricamente legitimadas desde el Estado.

Algunos intentarán banalizar lo que hoy se debate en el Congreso. Intentarán circunscribir el reclamo a una fiesta, regalos y libretas… Dirán que hay cosas más importantes, incluso hablarán de la pobreza quienes nunca se interesaron realmente por la pobreza.

Este es un debate que, sin dudas, es sobre derechos civiles. Y como tal, sobre la vida cotidiana de las personas.
Un debate que tiene que ver con la vida de Pedro, un hombre de 56 años aque perdió a su compañero de toda la vida quien murió de cancer luego de 30 años de pareja y 5 años de cuidados intensivos. El dolor de haber perdido lo más importante de su vida, no sólo no puede compartirlo con nadie, sino que tiene que ocuparse de dónde va a vivir y de qué… ya que aquella familia que los rechazó durante esos mismos 30 años heredó la casa donde vivían juntos y todo lo que compartían. Es cierto, el ANSES les reconoce hoy una pensión, pero la pareja de Pedro era un médico de la provincia de Buenos Aires y la caja de médicos de la provincia de Buenos Aires no está de acuerdo con la resolución del ANSES. Pedro, como otros gays, lesbianas y bisexuales no recibe su pensión por viudez ni puede heredar los bienes de quien fue su compañero durante treinta años, y a quien cuidó dedicándole muchos años de su vida. Hay muchas historias como la de Pedro.

Este es un debate que también tiene que ver con la vida de Ayelén, una nena de 12 años, que vivió esos doce años con sus dos mamás, quienes la cuidan y la quieren con todas sus fuerzas. Ayelén le dice mamá a las dos, las ama profundamente a las dos… pero su mamá biológica no tiene trabajo, y su otra mamá no puede compartir su obra social con ellas. Ayelén no tiene obra social, ni tampoco va a poder recibir una pensión o heredar sus bienes si a una de su mamás le pasa algo… Tampoco tiene el derecho a reclamarle a esa mamá alimentos y cuidados… aquellos a los que otras familias están obligadas para proteger a los niños y niñas… Hay muchas historias como la de Ayelén.

También es un debate que se trata de la vida de Juan, que se enamoró de Enrique, un ciudadano italiano que estaba estudiando en Argentina y ahora quiere quedarse con él, pero no puede porque sólo le dan la residencia si se casa con Juan. Y en Argentina o Italia, no se puede. Están condenados a vivir separados, a pesar de lo que sienten, sólo por ser una pareja del mismo sexo. Hay muchas historias como la de Juan y Enrique.

Pero este debate no es sólo sobre derechos civiles. No se trata sólo de estos importantes derechos civiles que afectan la vida cotidiana de miles de personas. Se trata también de derecho humanos. El derecho a la igualdad jurídica, a la iguadad de trato y oportunidades… derechos jamás reconocidos a nuestra comunidad en Argentina.
Hablamos de derechos humanos, porque también es un debate que se trata de las burlas que los compañeros y docentes le hacen a Diego porque es “amanerado” y porque está enamorado de Miguel, su compañero de tercer año, uno de esos compañeros que se rien de él y lo hacen pensar, a sus quince años, en terminar con su vida. Hay muchas historias como las de Diego.

Hablamos de Roberto y Pablo, y Juana y Marcela… que han recibido más de un insulto discriminatorio al ir de la mano por la calle. También hay muchas historias como las de Roberto, Pablo, Juana, Marcela…
También estamos hablando de Diana, que está condenada al trabajado sexual, porque su documento tiene un nombre que no es el de ella. Estamos hablando de muchas otras, como Diana, acozadas, hostigadas y coimeadas por la policía todos los días… cuando no violadas o asesinadas. También estamos hablando de ellas porque el origen de su discriminación y del no reconocimiento de su identidad es el mismo que el que impide el matrimonio para parejas del mismo sexo.

Y es que mientras el Estado legitime la desigualdad, esta desigualdad jurídica que nos hace ciudadanos y ciudadanas de segunda… no se podrá jamás alcanzar la igualdad social. Cuando los afrodescendientes luchaban porque los obligaban a viajar en la parte de atrás de los colectivos…
¿ustedes piensan que luchaban sólo para poder elegir dónde sentarse? No, luchaban por su dignidad, por la igualdad jurídica que les permite aún hoy seguir trabajando por la igualdad social ¿Cuánto más tiempo nos llevará a las mujeres pelear por la igualdad social a la que no podríamos ni aspirar si todavía el Estado nos considerara incapaces, como hasta no hace muchos años.

Nuestros hijos, o quizas nuestros nietos y nietas nos mirarán incrédulos cuando les contemos que hace no mucho tiempo los hombres tenían más derechos que las mujeres, que nosotras no podíamos votar, porque el voto era “naturalmente” un derecho de los hombres, y que las parejas –heterosexuales- eran obligadas a seguir unidas en matrimonio, aún cuando ya no se amaban y no podían ni querían seguir conviviendo.

El derecho al matrimonio no se trata de fiestas, vestidos blancos, trajes y regalos… se trata del acceso a una igualdad jurídica que nos permita a todos y todas acceder a nuestros derechos humanos básicos… y también a ser más libres y más felices. Se trata del derecho a la vida, a la salud, al trabajo… y también al amor y a la felicidad.

Estamos hoy acá reclamando un derecho que no viene a cuestionarle ni sacarle nada a nadie… sino a traer más felicidad para miles de personas. Más felicidad para nuestros amigos, para nuestras vecinas, para nuestros hermanos, hermanas, primos, para nuestras hijas y para nuestros padres… Estamos reclamando un derecho que nos hace mejores a todos y todas, porque nos hace más libres.

Quienes intenten banalizar este debate se esconden detrás de intereses políticos e ideológicos que un día persiguieron a mujeres y hombres por pensar diferente, por querer casarse siendo de “razas” o religiones distintas, persiguieron, hostigaron y discriminaron a quienes querían divorciarse, obstaculizando ese derecho durante años, intentaron prohibir que se distribuyan preservativos para evitar embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual.

Pero no pueden, tarde o temprano prima la justicia y la sociedad avanza a pesar de una jerarquía eclesiástica que aunque quizás represente a la religión mayoritaria, no representan el pensar de la mayoría de la población en nuestro país en muchos temas… y no sólo respecto del matrimonio entre parejas del mismo sexo.

Con la misma convicción con la que en algún momento asesinaban a un hombre por decir que la tierra era redonda, hoy dicen que somos enfermos, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud sacó a la homosexualidad de la lista de enfermedades el 17 de mayo de 1990. Dicen que no es natural… lo mismo que decían respecto del casamiento interracial o interreligioso, el voto femenino, las relaciones sexuales fuera del matrimonio, los métodos anticonceptivos o el divorcio.

Hace ya más de cincuenta años que en la Argentina se separó la Iglesia del Estado. Nos parece legítimo que la jerarquía eclesiástica opine respecto del matrimonio católico, pero el matrimonio civil es una institución jurídica de toda la sociedad que no tiene por qué compartir, y de hecho no lo hace, todos los axiomas reliogiosos que sostiene un culto determinado.

Sabemos que contamos con el apoyo de la mayor parte de la sociedad argentina. Según una encuesta realizada por conocida consultora, en todo el país, más del 70% de los argentinos y argentinas consideran que es el momento para aprobar el matrimonio para las parejas del mismo sexo. Más de un 60% incluso considera que esto sería un importante avance cultural para nuestro país.

Estos proyectos tienen mucho más apoyo que muchos otros proyectos que hoy son ley. Y mucho más apoyo que el que tuvo la ley de matrimonio para parejas del mismo sexo en España que al momento de aprobarse contaba con la adhesión del 60% de la sociedad y hoy, pocos años después, las mismas encuestas muestran un apoyo de más del 80%. Por qué la diferencia? Porque el desconocimiento genera prejuicios y los prejuicios, discriminación. Una vez que este derecho es ley, los prejuicios se desarman y la discriminación desaparece… por lo menos en un porcentaje importante.

Sabemos que contamos con la convicción de muchos diputados y diputadas de esta cámara. Hemos realizado encuestas antes y después de cada una de las últimas elecciones en Argentina. Políticos de los más variados sectores se han comprometido a trabajar por nuestra igualdad jurídica.
Muy pocas veces nos han dicho que no estaban de acuerdo. Y algunas más, que había convicción, pero todavía hacía falta generar las condiciones… Acá están las condiciones. Nunca, en ningún tema, hay un cien porciento de acuerdo.

El 70% no es suficiente? Cuánto va a ser suficiente para que lesbianas gays bisexuales y trans podamos acceder a la igualdad jurídica que teóricamente garantiza nuestra constitución para todos los habitantes del suelo argentino desde 1813?

Ya están generadas las condiciones. Ya existe el suficiente consenso social. Y hay –según muchos dicen- convicción política. Será suficiente?

No, evidentemente no es suficiente. Hace falta algo más para que este Congreso apruebe la igualdad jurídica para lesbianas, gays, bisexuales y trans. Hace falta la valentía de los y las peronistas con Eva Perón cuando se aprobó el derecho al voto de las mujeres, la valentía de radicales con Raúl Alfonsín cuando se aprobó la ley de divorcio en Argentina, la valentía que tuvieron los socialistas con Zapatero cuando se aprobó el matrimonio y la ley de identidad de género en España… hace falta la valentía de una clase política que tome la decisión de hacer justicia y hacer historia. La valentía suficiente para que Argentina se convierta en el primer país en América Latina en garantizar la igualdad jurídica para lesbianas, gays, bisexuales y trans.

Porque Argentina va a aprobar esta ley. En algún momento lo va a hacer. Sólo podemos elegir si estar entre los primeros, o los últimos países del mundo.
Decía Zapatero: “Detrás vendrán otros muchos países impulsados, Señorías, por dos fuerzas imparables: la libertad y la igualdad.”

Pero para ser de los primeros tenemos que ser valientes y coherentes con lo que decimos defender en cada campaña política en la que participan para obtener la banca que hoy les permite representar a una sociedad que, en un 70%, quiere reconocer la igualdad jurídica de lesbianas, gays, bisexuales y trans.
Cuando se aprobó el derecho al matrimonio para parejas del mismo sexo en España, Zapatero le decía a los españoles:

“Hoy la sociedad española da una respuesta a personas que durante años han sido humilladas, cuyos derechos han sido ignorados, cuya dignidad ha sido ofendida, su identidad negada y su libertad reprimida. Hoy la sociedad española les devuelve el respeto que merecen, reconoce sus derechos, restaura su dignidad, afirma su identidad y restituye su libertad.”

“Soy consciente”, dijo Zapatero, “de que algunas personas e instituciones están en profundo desacuerdo con este cambio legal. Deseo expresarles que, como otras reformas que la precedieron, esta ley no engendrará ningún mal, que su única consecuencia será el ahorro de sufrimiento inútil de seres humanos. Y una sociedad que ahorra sufrimiento inútil a sus miembros es una sociedad mejor.”

Desde la Federación Argentina de lesbianas, gays, bisexuales y trans confiamos en el consenso que hoy existe para reconocer nuestros derechos. Sabemos también de la convicción de gran parte de esta cámara. Sólo esperamos contar con esa cuota de valentía que existe en quienes están dispuestos a ser coherentes y defender la justicia y los derechos humanos de todas y todos.

martes, 27 de octubre de 2009

un trato respetuoso no es un favor, es un derecho

Viernes, 23 de octubre de 2009
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violencias

Peor el remedio

La segunda edición del estudio Con todo al aire –impulsado por el Instituto de Género, Derecho y Desarrollo (Insgenar) y Cladem–, que monitorea las buenas (y malas) prácticas en salud reproductiva en hospitales públicos, recoge testimonios sobre la violencia que se ejerce cotidianamente sobre las pacientes, a la vez que hace hincapié en una máxima: un trato respetuoso no es un favor, es un derecho humano.

Por Sonia Tessa
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“Una paciente llega a una consulta ginecológica (por derivación) y éste la remite al servicio de salud mental con un grito: ‘Lo que a vos te pasa es que estás vieja y quejosa, andá al psicólogo’.” El testimonio recogido en un seminario realizado en Posadas, el año pasado, se suma a otros del mismo tenor y distinta gravedad. “Acompañé a una vecina ya mayor a la consulta ginecológica y escuché que el médico, después de revisarla, les dijo a otros colegas y estudiantes: ‘Vengan a ver una especie en extinción, una mujer virgen’. Mi vecina no regresó más al médico.” Recogidos en Con todo al aire 2, Reporte de Derechos Humanos sobre atención en salud reproductiva en hospitales públicos, éstos son sólo botones de muestras de las violaciones a los derechos que se producen todos los días, casi siempre naturalizados por quienes los sufren. Desde la tapa, el libro toma algunas frases que escucharon usuarias de los servicios. “Si te gustó lo dulce, aguantate lo amargo”, le dijeron a una mujer que estaba pariendo. “Yo soy la doctora, pero si vos sabés, quedate en tu casa y atendete sola”, escuchó otra. Por eso, se acuñó la consigna “un trato respetuoso no es un favor, es un derecho humano”.

El trabajo en esta temática del Instituto de Género, Derecho y Desarrollo (Insgenar) y Cladem se inició en 2001, y generó un primer informe, Con todo al aire, que se presentó en 2003. A partir de aquel trabajo y luego de distintas acciones, en octubre de 2006 se creó el Observatorio de Salud, Género y Derechos Humanos, con el apoyo de IWHC (Internacional Women Health Coalition) y Unfpa (Fondo de Población de las Naciones Unidas).

Aquel primer informe nació por una llamada telefónica a Insgenar para denunciar malos tratos a Romina, una adolescente de 16 años, en el hospital Ganem, de Villa Gobernador Gálvez, una localidad ubicada al sur de Rosario. La chica había llegado al centro de salud luego de dispararse un tiro en el vientre. La joven estaba en su séptimo mes de embarazo, fruto de la relación con un hombre de 33 años que tenía otra familia y le había prometido separarse para formar un hogar con ella. Al enterarse del embarazo, su pareja le dijo que no iba a cumplir con su promesa, ni reconocer la paternidad. Así, la chica volvió a su casa y se disparó. En el hospital, “el personal de la institución se convirtió en juez y verdugo. El relato daba cuenta de insultos, humillaciones y malos tratos por parte de camilleros, mucamas, médicos, enfermeras”, relata el libro presentado la semana pasada en Rosario y Santa Fe. Semanas después, el médico que la había atendido se quejaba de que Romina no había vuelto a los controles. Lo atribuía a la desidia y el abandono. “En ningún momento se le ocurrió conectar el trato que recibió con su decisión de no volver al hospital”, sigue el primer capítulo del libro.

“Creemos que estos malos tratos pueden ser una de las causas del aumento de la mortalidad materna en nuestro país. Los malos tratos en los servicios de salud sexual y reproductiva limitan la asistencia y consulta de las mujeres y, en algunos casos, la borran del mapa de posibilidades”, continúa la publicación. El Observatorio también difunde volantes que consignan los derechos de las usuarias. “En el ámbito de la salud, ningún trabajador/a tiene derecho a realizar comentarios ofensivos, agresivos, burlones o humillantes”, dice el volante que incluye entre los derechos de las usuarias el “tomar en cuenta las necesidades, dudas y temores, así como los saberes de la mujer sobre su propio cuerpo”.

Lo cierto es el reporte elaborado durante un año y publicado en 2003 fue sólo el punto de partida. La presentación académica del libro era acompañada de una representación teatral, que permitía acercarse al material de una manera más sensible. Enterada del contenido del informe, y ante la inquietud de Insgenar, la decana de entonces, Raquel Chiara, propuso la creación de la cátedra de Salud y Derechos Humanos, todavía vigente en la Facultad de la Universidad Nacional de Rosario. Esta cátedra se convirtió en una de las herramientas del Observatorio, y ahora la intención es que se multiplique en otras universidades del país, en distintas carreras ligadas a la salud.

“En 2004 empezamos con la cátedra, y luego convocamos a un seminario nacional, al que invitamos a trabajadores/as de la salud, referentes de programas y miembros de organizaciones sociales”, indicó Susana Arminchiardi, integrante del Observatorio junto a Susana Chiarotti, Gloria Schuster, Emiliano Casal y Viviana Della Siega. “La propuesta fue ir a distintas provincias. Elegimos a Neuquén y Mendoza por su trabajo en salud sexual y reproductiva, y a Santiago del Estero y Tucumán porque justamente no había nada”, relató Arminchiardi, que es trabajadora social del hospital Roque Sáenz Peña de Rosario.

Una de sus estrategias fue valorar las buenas prácticas, y para eso se ideó el premio Cecilia Grierson, que este año tuvo su segunda edición, en la participación de 69 trabajos de toda América latina (ver en página 11 la entrevista a una de las ginecólogas ganadoras por el trabajo del Hospital Provincial de Neuquén).

Además, el Observatorio cuenta con una página web (www.insgenar.org.ar/observatorio), donde pueden dejarse denuncias, aunque no es una herramienta de uso masivo. Por eso, a las profesionales que integran el Observatorio les quedó picando la experiencia que se realiza en Venezuela, donde hay un 0800 destinado a recibir este tipo de denuncias.

Es que los malos tratos en los servicios de salud sexual y reproductiva están naturalizados, tanto por las pacientes como por las y los profesionales. En los seminarios, una vez finalizada la obra de teatro o el video, lo primero que aparece es un largo silencio. Después, llega el alivio de poner en común experiencias silenciadas. “Es muy fuerte, pero lamentablemente es la realidad”, dijo una asistente el año pasado, en Posadas. “Yo me reía, pero me pasaban muchas cosas acá (señalando el pecho y la garganta), en verdad yo quería decir muchas cosas, en primer lugar que todo lo que se mostró es verdad y me ha pasado”, fueron las palabras de otra asistente, en Corrientes, en 2007. Para Arminchiardi, una de las expresiones más llamativas fue la que escuchó de las supervisoras de Enfermería del Baigorria. “Pensar que nosotras hacemos esto”, dijeron al terminar de ver el video. Por eso, la apuesta es convocar a alumnos de las carreras de salud, a usuarias y a trabajadores/as de la salud. “Este es un trabajo entre todos. No sirve sólo que las usuarias reconozcan sus derechos, si en los centros de salud, los que deben brindar el servicio no están sensibilizados y cambian sus prácticas”, consideró la trabajadora social, y apuntó que “se produjeron algunos cambios, pero tenemos que seguir trabajando. Si hay una mujer vulnerada en sus derechos, maltratada cuando concurre al servicio de salud, el trabajo debe continuar”.

viernes, 16 de octubre de 2009

programa alimentario nutricional

Para adherir a esta carta, agregar a la misma nombre y nombre de la organización y país y enviar por correo electrónico a info@reddepvvs.org.ar

Jueves, 15 de Octubre de 2009


Gobierno de la Provincia de Buenos Aires

Gobernador. D. Daniel Osvaldo SCIOLI

S……../……..D

Nos dirigimos a usted con motivo de solicitarle urgente intervención, en referencia a la implementación del Programa Alimentario Nutricional (PAI), dependiente del Ministerio de Desarrollo Social y Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, Programa: Asistencias Alimentarías Especiales: COMPONENTE VIH /ETS.

El mismo se implemento gracias a demandas de las redes de personas con VIH-Sida y Ongs con Trabajo en Sida en el año 2003, el plan asiste a 6689 personas que viven con VIH y niñas y niños afectados.

Durante el transcurso de estos años la entrega ha sido reiteradamente discontinua, lo que perjudica mensualmente a miles de familias de niveles socioeconómicos muy bajos, los que esperan de esta ayuda, que en muchos de los casos es lo único que reciben como ayuda social.

En gestiones realizadas ante el Ministerio de Salud y Desarrollo Social, propusimos cambiar la modalidad de la asistencia suplantando las cajas alimentarías por la modalidad de tarjetas magnéticas, lo que fue acordado por las autoridades del Ministerio de Salud y del Ministerio de Desarrollo Social, quienes hicieron las gestiones pertinentes para realizar el cambio.

Este proceso de modificación se inicia en el año 2008, encontrándose el expediente en el Banco de la Provincia de Buenos Aires con la Firma del Ministro de Salud y del Ministro de Desarrollo conjuntamente.

La premura de acelerar los procesos, radica en la discontinua entrega que se ha agravado en los últimos meses y las pocas cajas que llegan, se encuentran en estado deplorable, ya que también se sucedieron graves problemas de logística, que ocasionaron meses de estacionamiento de la mercadería en los depósitos del Ministerio, venciéndose mucha de la mercadería, expuestas a roedores que rompían las cajas de mercadería, encontrándose en reiteradas ocasiones excrementos de rata dentro de las mismas.

Seguramente coincidirá con nosotros en la importancia de una adecuada asistencia que mitigue en alguna medida la exclusión a la que estamos sometidas las personas que vivimos con VIH, una población atravesada por la pobreza, estigmatizada socialmente y sin acceso al trabajo por el hecho de vivir con VIH-Sida.

Ya hicimos los reclamos pertinentes ante el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, al Ministerio de Desarrollo Social, ante la Secretaria de Derechos Humanos de la Provincia y elevamos a la Comisión Provincial de Coordinación y Control Políticas Asociadas a la problemática del VIH-sida, una solicitud de informes sobre el estado del expediente.

A la fecha no hemos tenido respuestas a nuestras solicitudes, y consideramos que hemos sido por demás moderados en los reclamos hechos, por lo que esperamos pueda interceder para dar solución en forma inmediata a esta demanda.

Lo saludamos cordialmente.

Fabián Salguero

Red Bonaerense de Personas con VIH-Sida

Habana 570 San Antonio de Padua (1718)

0220-4974770 / 01159656413

info@reddepvvs.org.ar www.reddepvvs.org.ar

Luis Alberto Castillo

Red Bahiense de Personas Con VIH-Sida

Del. Bahía Blanca

Carlos Alberto Rodríguez Griselda Astudillo

Grupo CHESIDA

Del. Olavarria

Mercedes Basualdo

Grupo Vivir

Del. San Nicolás

Red de pvvs Moreno

Jorge Depaoli Walter Alsina

Red de pvvs Merlo

Rosana Vera – Oscar Duran

Silvia Quinteros Pedro LLanos

Red de pvvs Caseros

Aldana Pérez

Voluntariado Hospital Posadas

Osvaldo Segovia

Voluntariado Hosp.. Carrillo

Catalina Castillo Nelly López

Red de pvvs Pilar

Rosa Retamar

Movimiento Latinoamericano y del Caribe de Mujeres Positivas (MLCM+)

Marcela Alsina

Adhesiones a : info@reddepvvs.org.ar

lunes, 5 de octubre de 2009

Para no morir, canta Mercedes su canto en lugares lejanos de nuestra memoria.

Canta en un disco negro y redondo, de esos que ya no existen. La pasta, la púa, la voz de la Negra. hacen un agujero en los sentidos. Perfora la Negra nuestro cansancio, nuestras derrotas, nuestra desmemoria. Rompe la tarde su voz, hasta el eco de ayer.

Canta desde el vinilo para dormir al negrito, para despertar a la negrita. Canta a los antiguos dueños de las flechas, a la luna tucumana, a run run que fue pal norte, a su hermana la libertad. Canta y protesta. Canta y enamora. Canta y baila. Canta lo que cuenta.

Canta la Negra zambas y sambas; tangos y vidalas; chacareras y carnavalitos; himnos y oraciones. Canta violetas, zitarrosas, victorjaras y atahualpas. Cantando rockea y rapea; folklorea y milonguea. Todo canto canta la Negra para no morir.

El escenario en el que reina, es territorio recuperado para los cantores y cantoras que no callan, para quienes hacen rebeliones, para quienes se siembran en la tierra su esperanza, o navegan sin rumbo, como lo hace el tiempo en el destiempo. Todas las voces todas caben en su poncho.

Muere cantando la Negra. Muere en su costado más humano. Muere porque no quiere ser eterna. Muere porque no es una diosa. Muere porque su canto ancho e intenso, es más grande todavía porque es definitivamente humano. Definitivamente humana es la Negra. Y su magia, su encanto, su forma de enamorarnos para siempre, nace precisamente de esa manera vulnerable de ser fuerte, de esa ternura guardada en un golpe de bombo. De esa inasible y valiente fragilidad. En su voz que se perdía cuando la lejanía le rajaba el alma.

Recuerdos. La Negra cantando en los fogones de los 70. La Negra cantando entre la policía que intenta desalojar al teatro en plena dictadura. Una canción tras otra dispara la negra contra los oficiales de la muerte. Todos pedimos y ella dispara. la carta. La Negra cantando en el exilio como la cigarra. La Negra volviendo gigantesca, enorme. Crecida por el dolor y el amor. Acunada nuevamente por su pueblo.

Cuando la Negra canta, cuesta entender que tanto canto pueda nacer de un solo cuerpo. Que en un grito puedan entrar nuestros muchos gritos. Y que aquel cuerpo monumental, que parece agotado, comience a levantarse de su asiento, para bailar, encendiendo nuestras emociones, ardiendo nuestro fuego.

Canta la Negra de una manera que conmueve, evoca, decide, entusiasma, duele, esperanza, alegra, abriga, anima, sostiene. Canta como quien cuenta un continente. El canto que la Negra canta contiene un territorio, un pueblo, una revolución, un camino, un poema, una caricia, un lamento, una esperanza. Cuando tenga la tierra.

Mercedes canta su canto como quien conoce todos los secretos de la vida y de la muerte. Morir con su canto no es morir, pienso cuando vivo con su canción.

Mercedes muere su canto para no morir, para sí vivir. Vida y muerte canta la cantora desde las resistencias de todos los tiempos.

La Negra es Juana Azurduy en el Alto Perú, es Rosarito Vera, la maestra argentina, es Alfonsina la poeta, es la gringa chaqueña. Y soy yo, y sos vos, y somos todas las mujeres argentinas que no queremos volvernos sombra.

Mercedes es luz, y se queda. Abre sus brazos y se vuelve historia. Yo. maldigo del alto cielo la hora en que se calla su canto.

Cierro los ojos. La Negra regresa con su poncho rojo hasta el piso. Golpea su bombo. Llega la Negra cantando. Canta para no morir. Su voz es contraseña cuando con Amor nos pide: no te entregues corazón libre, no te entregues. Y sí, no nos entregamos. Todavía luchamos.

Nuestros cuerpos duelen guitarras antiguas, mientras la gente te despide como puede. Te despide cantando. Dicen que tu voz se arrulla en los fogones de Honduras, de Guatemala, de Colombia, de Brasil, de Venezuela, de Chile. y de todita la Argentina, desde el Jardín de la República hasta Animaná, desde Balderrama hasta la Patagonia. Cantamos llorando y lloramos cantando la despedida. Te vamos a extrañar. Te vamos a pedir, como tantas veces, con todas las voces, todas: "Una más y no jodemos más".



Una más Negra. Cantá con nosotros. Cantá para no morir.



Mercedes Sosa, cantora de América. Hasta el canto libre. ¡siempre!



Claudia - Octubre 2009